miércoles, 20 de mayo de 2009

El río Amazonas es uno de los más caudalosos del mundo


El río Amazonas es uno de los más caudalosos del mundo y el que tiene el mayor número de afluentes. Tiene 6.277 Km. de extensión y alcanza en su desembocadura (Océano Atlántico-Brasil) una anchura de 300 Km. con un total de 6000 islas aproximadamente a lo largo de su recorrido. Descarga al Océano Atlántico, el más alto volumen de agua que se conoce y es, desde tiempo inmemorial, la despensa alimenticia inmediata con que cuenta el aborigen y los que vivimos en esta floresta. La cantidad de lluvia fluctúa entre los 1.550 mm a 4.500 mm por año, convirtiéndola en una zona tropical húmeda. Gracias a esta pluviosidad es el manantial más grande de vida en el planeta.

Los aportes anuales del río Amazonas, suman una quinta parte de toda el agua dulce que desemboca en los océanos en todo el mundo. La cantidad de agua y de sedimentos aportados es tan enorme, que la salinidad y el color del Océano Atlántico se ven alterados hasta una distancia de 320 Km desde la desembocadura del río. Durante las mareas de la luna nueva y luna llena, la corriente asciende río arriba 650 km. a velocidades que superan los 65 km/h. Este fenómeno suele causar olas de 5 metros de altura, conocidas como macareos.

La cuenca del Amazonas con una extensión de 6.400.000 Km incluye la mayor y más húmeda de la llanuras tropicales del mundo y la selva más extensa, es compartida por los países del Brasil, Perú, Venezuela, Guayanas, Ecuador, Bolivia y Colombia, es la floresta con mayor extensión que existe en la tierra. Su flora y su fauna representan más de la mitad del total de la masa viva que hay en el mundo y se considera que el inventario del reino vegetal amazónico sobrepasa las cien mil especies, esta riqueza natural es muy lucrativa para los negocios verdes que se mueven en esta selva, por ejemplo, La Fundación Brasileña de Plantas Medicinales, legalmente constituida en el país “carioca”, percibe por ventas directas un volumen de facturación de 57 millones de dólares al año. La biodiversidad en la Amazonía es asombrosa: hasta ahora se estima que la masa viva integra 5 millones de especies diferentes, lo que representa el 30 % del total de las clasificadas en la biosfera.

Son más de 4.000 variedades de árboles de uso maderable que se conocen. Existen algunos que alcanzan los 60 metros de altura y un grosor de 2,5 mts. En dos hectáreas de selva virgen se pueden encontrar fácilmente 675 diferentes clases de árboles. En la región Amazónica colombiana, se disfrutan más de 320 calidades de frutas de gran variedad y sabor, que son cosechadas y consumidas por los nativos, según lo afirma Sinauer Assts., Sunderland, 1986, Mass, USA: Col. Conservation and Biology: Endemism in tropical versus temperate plant communities, de A. H. Gentry.

La Amazonía está habitada por cerca de 2 millones de personas, donde un millón quinientos mil son indígenas que están organizados en 400 grupos étnicos.

La fauna, es una de las realidades sorprendentes, con 250.000 especies conocidas. Unas 900 se encuentran en las selvas tropicales de la gran América, 30.000 en las zonas de África y 35.000 en Asía. Son más de 2.000 especies de peces, ocho veces mayor que la existente en el Missisippi y 17 veces superior a todos los ríos de Europa juntos.

El tráfico de animales silvestres, un negocio mundial de 10.000 millones de dólares.


El Brasil debe fortalecer sus mecanismos de control de su fauna y flora. La Inter Press Service nos señala que el tráfico de animales en ese país está pasando por un momento crucial: “La escasez de informaciones y cierta tolerancia social dificultan en Brasil la represión contra el tráfico de animales silvestres, un negocio mundial de 10.000 millones de dólares.
Un ejemplo de ello es lo ocurrido con el alemán Marc Saunfarten, detenido por primera vez en 1997 en el aeropuerto de Río de Janeiro por intentar embarcar de regreso a su país transportando 112 arácnidos. Fue puesto en libertad rápidamente pero apresado al año siguiente en Belem, capital del norteño Estado de Pará, por haber enviado otras 42 arañas por correo. Nuevamente, el 10 de marzo pasado la policía lo sorprendió de nuevo con cinco de esos animales, esta vez en Curitiba, en el sur de Brasil, pero igual siguió libre.
La impunidad es la norma en este país, en parte porque no circulan informaciones entre las distintas autoridades para poner fin a ese tipo de reincidencias, lamentó Dener Giovanini, director general de la Red Nacional Contra el Tráfico de Animales Silvestres (Renctas), organización no gubernamental brasileña.
Traficantes como Baunfarten, evidentemente un proveedor de laboratorios interesados en venenos que sirven de materia prima a productos farmacéuticos, juega con la falta de coordinación y determinación represiva.
El tráfico de animales constituye el tercer mayor comercio ilegal del mundo, superado sólo por el de drogas y el de armas, según expertos. Sin embargo, no despierta un esfuerzo proporcional de combate, como un delito ambiental, no vinculado a la violencia criminal.
El traficante de animales alemán llegó a justificar su actividad con el argumento de que enviar los arácnidos al exterior es una forma de protegerlos de la negligencia brasileña respecto de su fauna.
Otro tipo de comerciantes ilegales abastece un amplio mercado mundial, que convierte en domésticos los animales silvestres y exóticos, principalmente originarios de los países tropicales y destinados a los países industrializados de América del Norte, Asía y Europa, apunta Renctas.
Brasil, con su enorme biodiversidad, es uno de los grandes proveedores. Su participación es estimada en por lo menos 10 por ciento del comercio mundial, es decir 1.000 millones de dólares.
El Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama), organismo ejecutor de la política ambiental, comenzó en marzo una nueva campaña contra el comercio ilegal interno y externo de la fauna.
La preparación de esa ofensiva comprendió la elaboración de un mapa que identifica las fuentes, rutas y destinos de los animales preferido por el contrabando.
La campaña, que ya permitió incautar principalmente aves vendidas en ferias informales diseminadas por el país, trata de sofocar el tráfico en su origen, las áreas de conservación ambiental donde se concentra la fauna, explicó Hamilton Casara, presidente del Ibama.
Casara explicó que tratan de persuadir a las comunidades locales para que interrumpan la caza de animales destinados a la venta.
El funcionario prometió ofrecer alternativas a esa actividad, ya que se trata de una fuente de ingresos para una población muy pobre.
Los cazadores reciben una suma insignificante ante el precio, hasta cien veces superior, que obtienen los traficantes en el exterior.
El mirlo, un pájaro de plumas negras, puede ser comprado a unos 150 dólares en los mercados sureños de Brasil y venderse a 13.000 dólares en Estados Unidos, aseguró Giovanini.
Sin embargo, las utilidades no son proporcionales, ya que las pérdidas son también elevadas. De cada 10 animales capturados, nueve mueren durante el transporte, explicó el director general de Renctas para destacar la perversidad del tráfico.
El transporte se hace en condiciones a veces incompatibles con la vida, ante la necesidad de ocultar el objeto del comercio ilegal. Así, muchos de los animales son llevados anestesiados para no denunciar su presencia en cajones o maletas.
Aeropuertos, carreteras y pasos fronterizos son blanco del combate contra el tráfico de animales, para lo cual se movilizan la policía, las autoridades tributarias y la administración de los puertos y de los correos.
El Ibama buscará también que el parlamento eleve de tres a cinco años de prisión la pena más fuerte a ese delito, anunció Casara.
Uno de los problemas que afrontan las autoridades es la poca colaboración de la población en la represión, por la costumbre en prácticamente todo el mundo de acoger animales en el hogar, en especial aquellos de mayor belleza natural.
La población, además de desconocer los daños ambientales, ignora también que el tráfico aumenta el riesgo de la diseminación de virus y otros microorganismos peligrosos para la salud humana, observó Giovanini.
Los animales sacados de los bosques pueden ser portadores de enfermedades graves, como la fiebre amarilla, provocada por un virus presente en los monos y transmitida por el mosquito Aedes Aegypti.

La fiebre amarilla, que en Brasil estaba limitada a la Amazonia, se expandió al oeste del Estado de Minas Gerais, en el centro del país. En algunos casos, los animales no son afectados normalmente por tales microorganismos, pero el estrés de la captura y el transporte reduce su capacidad inmunológica y los hace más vulnerables. Eso aumenta el riesgo de contagiar seres humanos y de mutaciones en virus que pueden así hacerse más agresivos ,advirtió el dirigente de Renctas, organización que prepara un banco de datos sobre el tráfico de animales silvestres”. (Mario Osava Abr IPS- Río de Janeiro)

En el Amazonas se roban botín genético


A nuestro suelo le vienen sacando provecho, desde hace ya mucho tiempo, viajeros, científicos, artistas y comerciantes. Los recursos de nuestra flora y fauna, han servido para experimentos muy bien manejados por la ciencia. Plantas con poderes curativos reconocidos son estudiadas en laboratorios especializados de Estados Unidos y Europa sin que lo sepamos. Abusivamente, se han venido explotando recursos naturales con poderes curativos como la chuchuwaza, la uña de gato, el yagé y un centenar de plantas vegetales sin ninguna legalización ni beneficio para el nativo. Mientras estos productos son comercializados libremente en el exterior, nosotros seguimos observando indiferentes como saquean nuestro preciado patrimonio. De la misma manera, no alcanzamos a imaginar la cantidad de películas, videos, etc. que se filman y editan en nuestro territorio sin que por ello, ninguno de estos “empresarios ” pague impuestos. Es increíble como se ha venido vulgarizando el nombre de Amazonas ya que cualquier “extraño” utiliza este nombre para su ONG o fundación, persuadiendo a otros para conseguir su objetivo y así obtener unos buenos pesos para sus arcas, de modo que esos dineros, nunca llegan a cumplir un objetivo social para la amazonía. Es hora que defendamos iniciativas de desarrollo sostenible, ya que el patrimonio cultural e intelectual de los pueblos indígenas, está siendo vilmente depredado ante nuestra mirada indiferente. Debemos crear juntas o asociaciones de personas que se dediquen a defender esta causa, guiadas por leyes y prácticas de sanas costumbres.

Los peruanos y brasileños, especialmente estos últimos sí han entendido, en buena hora, lo que les representa ser “dueños” del Amazonas. Productos naturales, elaborados por amazonenses en sus pueblos, en la actualidad cubren buena parte del comercio regional, nacional e internacional.

De alguna manera alguien tiene que asumir el riesgo de develar el punto equivocado de la fantasmal ceguera amazonense, mostrarla tal como es y revelarla a los ojos del mundo como un campanazo de alerta al saqueo que vienen realizando aventureros en nuestro territorio.

El ADN (Ácido Desoxirribonucleico), sustancia encontrada en los seres vivos y que fue descubierta en 1953 por los científicos Francis Crick y James Watson, ha dado paso en los últimos años a la ingeniería genética, bajo el frontón de las industrias biotecnológicas, que en 1992 se registraban 2000 en todo el mundo de las cuales 1000 tienen su sede en los Estados Unidos.
En nuestra región están en peligro todo los tipos de genes, animales, plantas y los conocimientos de los indígenas, adquiridos por muchos años. Jorge Salgado, investigador cultural del Chocó, recientemente a través de un escrito titulado “La confabulación del imperialismo ecologista, disfraz del saqueo genético” dió a conocer lo siguiente: "Las multinacionales están patentando semillas, plantas, animales clonados; ahora están reclamando, incluso, que son propietarias de la vida en sí misma. Más aún, no tienen reparos en elegir a los seres humanos como su presa: Un grupo de científicos norteamericanos, haciéndose pasar por antropólogos, tomó muestras de tejidos de habitantes nativos de la región de Luzón (Filipinas), famosos por su inmunidad al cáncer y a la diabetes. Los eco piratas se han provisto de muestras sanguíneas de los indios caiapo, del Amazonas brasileño y han patentado sus rasgos genéticos".

Estos modernos filibusteros no necesitan sacar de contrabando toneladas de material biológico de un país. Basta con muestras minúsculas de los especimenes para replicar su código genético en un laboratorio, patentarlo y lograr inmensas utilidades.

El canadiense Maurice Strong, subsecretario de la ONU y presidente de la Cumbre de Río de Janeiro en 1992, en una de sus alocuciones sostuvo: "Muchos productos de la economía de los países en vías de desarrollo serán afectados por la biotecnología patentada. Si todas las patentes y la pericia van a estar en el Norte, a pesar de las materias primas en el Sur, habrá una nueva forma de dominio otra vez. Los países del Norte no pagan ni un centavo por la extracción de recursos. Por ejemplo, hubo una droga que provino del Amazonas para curar la leucemia. Sacaron el recurso genético de allí y ganaron centenares de millones de dólares, y Suramérica ni un centavo. La vainilla es otro ejemplo. Tres países, entre ellos Madagascar, recibían muchos ingresos de la vainilla. Ahora hay una compañía que se llevó el gene de Madagascar y hace la vainilla en Estados Unidos. Los recursos naturales podrán ser reemplazados por la ingeniería genética sin ningún beneficio para los países en vías de desarrollo. Podría ocurrir con el café”.
El botín genético robado a los países ricos en biodiversidad es almacenado por estos monopolios en bancos de germoplasma. La dependencia que la agricultura del Norte tiene de los recursos genéticos de los países del Sur ha creado una fuga de estos genes, desde los centros de diversidad tercermundista hacia los bancos de genes de los países industrializados, bajo el sofisma de que estos recursos son patrimonio común de la humanidad. En los países industrializados las semillas mejoradas con los genes tercermundistas se patentan y se venden costosamente a los países del Sur. Entre 1974 y 1985 el Sur donó más del 90 % de los recursos genéticos de su dominio. De este material más del 40 % terminó en los bancos de genes del Norte y otro 40 % fue almacenado en los bancos de genes de los centros internacionales de investigación agrícola, también controlados por el Norte. Los recursos genéticos son la única materia prima en el mundo que es donada gratuitamente y es donada en gran medida por los países pobres a los ricos.

Sin embargo, la tecnología actual no permite una buena preservación del germoplasma. Un estudio reciente de la agencia de prensa Asociated Press reveló que los Estados Unidos, es responsable de una cuarta parte de todo el germoplasma almacenado en el mundo, y que éste material genético guardado se está perdiendo en gran parte.

El nivel todavía incipiente de las investigaciones, la posesión actual de un número escaso de genes y las altas pérdidas en el material almacenado en los bancos de germoplasma han presionado a los monopolios biotecnológicos, con el fin de “preservar” su materia prima, a impulsar una corriente mundial de ecologismo imperialista, una cháchara de falso ambientalismo y de "conservación de la biodiversidad", sustentada en documentos de innumerables conferencias internacionales y en un bien $ “aceitado”$ andamiaje institucional.

Allí está el horcón esencial que explica la resurrección de un falso naturalismo en la época de la mayor depredación de los recursos naturales, la razón de ser de la moda de lo verde, del medio ambiente, del ecodesarrollo, de la bazofia sobre la biodiversidad. Nos hace falta fomentar el desarrollo de la investigación en todos los campos, abriéndole espacio a la sistematización de un plan serio de preservación, que comprometa no solamente al Estado sino también a las organizaciones no gubernamentales que verdaderamente estén trabajando en este medio ambiente desde la óptica del progreso y el bienestar para todos.

Todas estas propuestas deben surgir de los amazonenses o de personas comprometidas con nuestra tierra. No esperemos que ello se produzca en el centro del poder político y económico del país, ya que es notorio la falta interés por parte del ejecutivo para darle cumplimiento a las leyes por medio de hechos reales; recordemos que somos nosotros los que conocemos los problemas y por lo tanto tenemos la responsabilidad de proponer soluciones. No permitamos que “extraños”, sin contar con nuestra participación, realicen la tarea que nos corresponde y los abusadores se aprovechen de nuestros conocimientos adquiridos durante siglos.

El turismo de mochila, de paso aventurero, es el que más daño ocasiona en la explotación de los recursos. La Amazonía es considerada el mayor archivo natural que se conozca sobre la faz de la tierra y muy fácilmente salen del territorio importantes elementos que son comercializados sin ningún tipo de vigilancia ni control. En países como Perú y Colombia, el irrespeto a los pueblos es vergonzosamente evidente; basta nombrar los saqueos a Machu-Picchu y San Agustín.

La cultura llamada “occidental” siempre ha visto la región amazónica con ojos de ambición. En los Estados Unidos, Europa y parte de América Latina se vienen patentando cualquier cantidad de propiedades de plantas tropicales medicinales. Empresas farmacéuticas e instituciones de investigación, han expropiado a esta zona valiosos recursos, privando una vez más a los pueblos indígenas de los beneficios económicos que por derecho le corresponden.